La última actividad de la Misión Bahía Humanitaria tuvo lugar los días 1 y 2 de abril, en Ilhéus-Bahia. La Oficina Regional Sur del Sebrae-Bahía, Brasil apoyó temporalmente al grupo realizador, Fraternidad -Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI), organizando el evento y ocupándose de la divulgación, del alojamiento, de la alimentación y de los traslados.
Participaron representantes de cinco municipios, tanto de organismos públicos como de organizaciones no gubernamentales, con un total de 15 personas certificadas.
Se realizaron actividades prácticas y se estimuló la reflexión sobre los contenidos, dando también cabida al intercambio de experiencias. Los participantes hicieron evaluaciones muy positivas al final de la formación, se logró un buen nivel de adhesión del público objetivo.
Para Claudiana Figueiredo, gerente regional del Sebrae-BA desde hace 10 años y participante del entrenamiento, «recibir la visita de la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) por recomendación de una entidad socia del Sebrae, ‘Mecenas da Vida’, fue una de esas buenas sorpresas que la vida nos trae, como Organización Sebrae, tanto como a mí, como persona y ciudadana que desempeña un papel social aquí en el sur de Bahía».
Claudiana dice que, «desde el primer diálogo, entendimos que el Sebrae necesitaba dar todo el apoyo a la Fraternidad -Misiones Humanitarias (FMHI) en las acciones que estaban llevando a cabo aquí en la región, porque nos dimos cuenta de que lo que podían entregar a esta sociedad, en este momento, sería de gran importancia para que nuestros municipios afectados por las fuertes lluvias de finales de diciembre y principios de enero pudiesen avanzar en la planificación a corto, medio y largo plazo, creando condiciones y habilidades que nos hagan más capaces de operar en escenarios de catástrofes”.
«Desde entonces», prosigue, «empezamos a articular una serie de posibilidades de acciones conjuntas (hemos hecho efectivas algunas de ellas), entre las que se encuentra la Capacitación en Normas Esfera, cuando invitamos al grupo de personas a estar dos días recibiendo esta formación. Todo el contenido aportado por la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) en este curso nos mostró la realidad vivida en los últimos días y meses aquí en la región, y cómo afrontar los momentos de mayor emergencia de esta situación, pero también nos aportó una nueva mirada sobre lo que debemos hacer a mediano y largo plazo.
«Salgo muy satisfecha de esta formación, más allá de lo que esperaba, porque ahora puedo afrontar eventos de este nivel sintiéndome más competente, en el papel que me corresponde, de orientar, poniendo la mano en el fuego, en situaciones como esta», sonríe. Y concluye: «Estoy inmensamente agradecido a la Fraternidade Humanitaria por permitirme formar parte de este trabajo, tan hermoso, tan profesional y tan brillante, que han entregado aquí a la Regional Sur de Bahía».
Como nos explica Anderson, un servidor humanitario de la Fraternidad-Misiones Humanitarias (FMHI), «la Capacitación en Normas Esfera, además de compartir información o contenidos relacionados con los protocolos internacionales de respuesta humanitaria y respuesta a emergencias, también sirvió como espacio de encuentro y de intercambio de ideas, de lecciones aprendidas, generadas con toda la respuesta que no solo se dio, sino que se sigue dando tras la catástrofe provocada por las inundaciones de diciembre de 2021. En ese momento», reflexiona, «pudimos hablar mucho sobre los aspectos necesarios para prevención de catástrofes.
Bahía vive actualmente una fase de recuperación, de reconstrucción, tratando de mitigar las consecuencias y secuelas de la catástrofe y, al mismo tiempo, preparándose para los nuevos retos que puedan surgir».
Para Anderson, «algo bastante interesante de la Misión Bahía Humanitaria es el hecho de que llegamos con propuestas que no se traducían necesariamente en ayuda material, sino la posibilidad de convocar las capacidades locales para la intervención. Y esto», añade, «está directamente relacionado con la participación de la comunidad. En la acción se hizo muy visible que estábamos llevando algo que las comunidades ya tenían: la fuerza para transformarse, para unirse y apoyarse mutuamente”. Y concluyó: «La respuesta fue muy interesante en este sentido, para dilucidar algo que tiene la gente, como la resiliencia, la capacidad de organización, de superación y reconstrucción de sus vidas. Sin la participación de las comunidades», concluyó, «esto no habría sido posible».
Entre todos los participantes hubo un gran sentimiento de gratitud por la información compartida. Algunos dijeron que la metodología utilizada en el curso «fue clara, objetiva y explicativa», además de ser abordada de forma interactiva, lo que consecuentemente redunda en un mayor interés y aprendizaje».
Uno de los participantes destacó que, teniendo en cuenta el contexto en el que están insertos, un escenario posinundación, todos los conocimientos transmitidos fueron relevantes. Y resumió la experiencia de la siguiente manera: «la interacción y el cuidado con el agua fueron importantes. El bloque de seguridad alimentaria me ha recordado el camino que debemos seguir en la formación comunitaria con vistas a la nutrición y a honrar el alimento. La pauta de alojamientos y asentamientos despertó la necesidad de promover la autonomía de las personas en todos los sectores, especialmente la seguridad de las viviendas, por lo que es necesario contextualizar todo el simbolismo de las viviendas y la dignidad del espacio. En conclusión, todos los puntos abordados serán muy útiles en cualquier acción actual y posterior con las personas sobre el terreno».