Sabemos que la Educación es un derecho de todos. Este derecho ha fue consagrado en numerosos documentos y convenios internacionales, como la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) y la Convención sobre los Derechos del Niño. Sin embargo, según datos actuales de la Agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), 750 millones de jóvenes y adultos no saben leer ni escribir, y unos cuatro millones de niños y jóvenes refugiados están sin escolarizar, habiendo sido violado ante nuestros ojos su derecho a la educación.
El desplazamiento forzoso de personas a través de las fronteras entre países, causado principalmente por catástrofes naturales y crisis humanitarias, ha contribuido a agravar el problema de deserción escolar. Esto converge para que los países no logren la igualdad de género y rompan el ciclo de pobreza que ha dejado a millones de niños, jóvenes y adultos al margen de nuestra sociedad. Sobre todo porque, de los 82,4 millones de refugiados que hay en el mundo, la mitad son niños, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Para Anderson Santiago, Responsable de Educación de Emergencia de la Fraternidad- Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI), «las familias, las comunidades, los Estados y las organizaciones deben velar por que este derecho universal pueda garantizarse más allá de los retos que se presenten.
La ONU ha incluido la educación de calidad como su cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS). La Organización entiende que la educación tiene, de hecho, un papel en la lucha contra la pobreza y que es fundamental para garantizar la protección del medio ambiente, la paz y combatir las desigualdades sociales y de género.
Además de proporcionar oportunidades de aprendizaje intelectual, el ambiente educativo también proporciona aprendizajes vinculados al desarrollo humano, es decir, al desarrollo de habilidades conductuales. La educación actúa holísticamente en la formación de un individuo, como expresa el doctor Júlio Santos, coordinador del Centro de Educación y Cooperación Global de la ESEPF y miembro del INEE: «La educación trabaja en la humanización de las personas».
Educación en las Misiones Humanitarias
Hoy, 24 de enero, día proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como Día Internacional de la Educación, aprovechamos la oportunidad para presentar el trabajo en el campo de la educación realizado por la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional(FFHI) a través de su afiliada, la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI).
En la Misión Roraima Humanitaria, la Fraternidad-Federación Humanitaria Internacional (FFHI) ha desarrollado importantes proyectos ofreciendo prácticas educativas para niños, jóvenes y adultos.
A través de Educación Artística, la institución busca crear ambientes seguros de aprendizaje que promuevan la inserción, la participación y la creatividad a través de prácticas educativas no formales que involucran: actividades prácticas con números y formas, narración de cuentos, lectura, dibujo y pintura, música, expresión corporal, manualidades y educación ambiental, entre otras.
El desarrollo de actividades en este campo se basa en las normas establecidas por la Red Interinstitucional para la Educación en Situaciones de Emergencia (INEE), según el Manual de Requisitos Mínimos para la Educación (RME), que hace referencia a las oportunidades de aprendizaje de calidad para cualquier grupo de edad en situaciones de crisis y emergencia.
La Educación en Situaciones de Emergencia, desarrollada por la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI), se basa en tres líneas de acción, interconectadas por temáticas transversales: Educación Orientada a la Superación del Trauma, provocado por momentos de crisis y catástrofes; Educación Comunitaria, basada en el principio de participación activa de las comunidades afectadas; y Educación para una Cultura de Paz, centrada en el fortalecimiento y preparación de adolescentes y jóvenes para la reconstrucción de sus proyectos de vida.
El bienestar psicosocial de los niños y su capacidad para estudiar en un entorno seguro se consideran esenciales para un aprendizaje de calidad en el contexto de emergencias y crisis humanitarias.
En esta línea de construcción de un ambiente acogedor a través de la sinergia entre todos, los miembros de la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) que trabajaron en la Misión Angola desarrollaron diversas actividades en el ámbito de la educación, implicando a niños, jóvenes y educadores de la Casa de la Infancia Santa Isabel, profesores de la Escuela Esperanza y alumnos del curso de Psicología de la Universidad Jean Piaget.
A este respecto, Anderson Santiago subraya: «(…) Por eso, la educación de emergencia destinada a superar el trauma va mucho más allá de los contenidos curriculares. Ayuda a reintegrar la unidad del individuo, unidad representada por el pensamiento, el sentimiento y la voluntad, unidad en los ritmos de la vida y su desarrollo. La Educación Artística utiliza la música, la pintura, el juego, el trabajo manual y tantas otras expresiones que también para alimentar valores y principios fundamentales en la constitución de cualquier individuo, en cualquier momento o lugar del planeta.
Capacitación de servidores humanitarios para trabajar en Educación
En vista de los urgentes avances científicos en el campo de la educación para la acción en situaciones de emergencia, los servidores humanitarios de la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) participan continuamente en cursos de capacitación, actualización y experiencias que tengan un impacto significativo en las actividades educativas de inmigrantes y refugiados.
En la Educación en situaciones de emergencia, la Pedagogía de Emergencia, que adopta los principios de la pedagogía Waldorf, proporciona a los servidores humanitarios que se dedican a la educación herramientas y técnicas como, por ejemplo, el uso de recursos artísticos y la expresión corporal, que ayudan a niños, adolescentes y adultos refugiados a afrontar situaciones extremas, evitando las secuelas del trauma.
La Pedagogía de Emergencia fue aplicada en refugiados en Pacaraima y Boa Vista, en la misión Roraima Humanitaria, en asociación con la Alianza por la Infancia, de Carmo da Cachoeira, en Minas Gerais. En esta experiencia, a través de actividades lúdicas y juegos colaborativos, utilizados para equilibrar emociones y sentimientos, los voluntarios fueron capacitados y experimentaron herramientas pedagógicas que ayudan a niños y jóvenes que atraviesan situaciones traumáticas. Entre ellos, destacamos los siguientes: poemas, cuentacuentos, dinámicas para mejorar la comunicación, la atención y la concentración y talleres de acuarela.
Además de los Cursos Avanzados de Formación en Pedagogía de Emergencia, formación sobre los Requisitos Mínimos de Educación (RME), Educación en Emergencias y Respuestas Humanitarias, la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) ha celebrado recientemente en Luanda (Angola) tres encuentros de formación sobre educación orientada a la superación del trauma.
Educación para jóvenes y adultos refugiados
El Centro Cultural y de Formación Indígena (CCFI), concebido por la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), es el resultado de una asociación entre la institución y la Operación Acogida. En el CCFI, la institución coordina actividades formativas y culturales que contribuyen al autodesarrollo, la autonomía y la inclusión digital y social de los inmigrantes venezolanos en el mercado de trabajo y en la sociedad en general, permitiéndoles reconstruir sus vidas y tener éxito en la búsqueda de empleo y generación de ingresos, con motivo de su proceso de reubicación en otros estados brasileros.
Imer, servidor humanitario de la Misión Roraima Humanitaria, comparte que, para él, «la educación es una pieza fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad. Y, en un contexto migratorio es aún más importante cuando se trata de migrantes indígenas que llegan a un país donde la lengua oficial es diferente de la segunda lengua que practican… y en el caso de los adultos, especialmente los que atendemos aquí, en el Centro Cultural de Formación Indígena, la formación está impregnada de educación, en el sentido no sólo de contenidos técnicos, sino de la realidad socioeconómica del país receptor, de la comunidad anfitriona. Es necesario que esta formación aporte elementos para la convivencia e integración en el nuevo contexto, en el nuevo territorio».
Imer destaca que «el trabajo con jóvenes y adultos, en este caso indígenas que en muchos casos no tuvieron la oportunidad, en su país de origen, de acceder a un espacio de enseñanza y aprendizaje, se convierte en una herramienta fundamental porque, a partir de ahí, se desarrollan tanto las capacidades que ya tienen… como también nuevos conocimientos que se les ofrecen para que puedan adaptarse y, a partir de ahí, tener una proyección, una perspectiva de vida, un plan que se puede trazar individual o colectivamente».
El Sector de Educación en Situaciones de Emergencias y Respuesta Humanitaria de la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI) estuvo presente a lo largo de 2022, operando tanto en primera línea – a través de las Misiones Humanitarias y del Plan de Acción como Punto Focal INEE-Brasil (Red Interagencial de Educación en Emergencias) – como en el desarrollo de asociaciones, participando en eventos y redes de interacción dentro de los sectores Humanitario, de Desarrollo y de Construcción de la Paz, en la capacitación interna y en la organización de materiales pedagógicos que potencien las iniciativas desarrolladas por los servidores humanitarios.
Lea íntegramente el Informe del Sector de Intervención sobre Educación en Situaciones de Emergencia y Respuestas Humanitarias.
Poner en valor y resignificar la educación es una prioridad
Es esencial que se garanticen los derechos de las personas migrantes, especialmente los de los niños y jóvenes. Esto incluye también el derecho a la educación. Una educación de calidad fomenta el desarrollo cognitivo y el bienestar, y ofrece a todos un sentimiento puro de esperanza.
El servicio humanitario y el sentido de ser un servidor humanitario están contribuyendo a ampliar y dar un nuevo significado a la educación. Como decía Bernd Ruf, considerado el padre de la Pedagogía de Emergencia y autor del libro Cataclismo y Trauma, «donde hay peligro crece también lo que salva».