Hoy, 20 de junio, es un día para reflexionar sobre los retos y dificultades a los que se enfrentan las familias que se ven obligadas a abandonar sus países, trabajos, hogares y seres queridos debido a conflictos armados, al cambio climático o a la persecución por motivos políticos, religiosos, raciales y étnicos.
Según un informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en 2023 los desplazamientos forzosos habrán alcanzado a más de 100 millones de personas que enfrentan esa grave situación de crisis humanitaria en todo el mundo, el 40% de las cuales son niños que, en muchos casos, no están acompañados por sus familias. Al llegar a un nuevo país, estos seres humanos deben hacer frente a pérdidas y traumas.
Sobre esta fecha, Imer, servidor humanitario voluntario que ha trabajado en diversas misiones llevadas a cabo por la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI) en varios países, señala que «la creación del Día Mundial del Refugiado muestra de alguna manera que la realidad del refugiado, de las personas que se desplazan a otros países, es algo que ya se ha instalado en la humanidad, en el planeta. Porque no es algo aleatorio, es un tema permanente y actual por distintas razones, ya sean climáticas, bélicas, económicas. Es una situación que no puede permanecer ajena a nadie. Aunque esta realidad no sea cercana a algunos países o personas es algo que la humanidad está viviendo de algún modo, tanto para los que tienen que migrar como para los que tienen que recibirlos».
«En un mundo con tanta desinformación e indiferencia, las fechas conmemorativas creadas por la ONU tienen un papel central a la hora de encauzar la atención de la gente. El tema del refugio, como uno de los principales efectos de los males sociales y humanitarios del planeta, tiene en el 20 de junio una oportunidad para ser recordado, pero sobre todo para llevar a las personas a la acción, al servicio y a romper la barrera de la indiferencia hacia los más necesitados», señala Gabriel Cyrilo, servidor voluntario humanitario que ha servido en la Misión Roraima Humanitaria y que actualmente sirve en la Misión Polonia Humanitaria.
«Un gran aprendizaje que me llevo de estos últimos años es que los migrantes y refugiados, más allá de las etiquetas, son seres humanos con muchas capacidades, que no siempre se valoran, enfatizando sólo sus necesidades y vulnerabilidades, que en ese momento son grandes. Igualmente, el respeto al espacio de expresión cultural, el compartir conocimientos y, sobre todo, la apertura, el respeto y la tolerancia hacia el otro son valores que hacen un trabajo profundo en la consciencia de quienes están dispuestos a servir», informa Gabriel.
Este año, el lema del Día Mundial del Refugiado es «Esperanza lejos de casa: por un mundo inclusivo con las personas refugiadas», que refleja la necesidad de buscar soluciones entre las organizaciones que prestan servicio humanitario, para posibilitar la integración de los refugiados en las sociedades de acogida, proporcionando medios para su inclusión efectiva y oportunidades, de modo que puedan contribuir al desarrollo local con sus conocimientos, su talento y su determinación.
Cuando un refugiado llega a un país desconocido, busca seguridad, cobijo, apoyo para comenzar de nuevo e incluso ayuda psicosocial. Es esencial que encuentre perspectivas para prosperar, o regresar a su país de origen, si así lo desea y si las condiciones lo permiten, o entrar en el mercado laboral del país en el que ha sido acogido.
En la Misión Roraima Humanitaria, el Sector de Intervención de Medios de Vida y Soluciones Duraderas permite ofrecer diversos cursos de capacitación a los expatriados venezolanos en el Centro Cultural y de Formación Indígena (CCFI), para que puedan acceder al mercado laboral y continuar su vida de forma independiente.
«El Programa de Formación Continua para el Desarrollo (PFCD) que ofrece el CCFI es un elemento importante en el proceso de capacitación a través del cual la población indígena atendida pasa por un proceso de seguimiento de su desarrollo personal y profesional, sintetizando orientación vocacional, cursos de adaptación como portugués e informática, capacitaciones técnicas más especializadas y finalizando con conocimientos sobre emprendimientos y nociones sobre educación financiera», explica el servidor humanitario voluntario, Ricardo Treno.
«De esta forma», continúa Ricardo, «los alumnos pasan por un proceso de integración más amplio sobre el contexto social brasileño, algo que no ocurre si nos limitamos a ofrecer cursos sueltos, sin un hilo conductor». Igualmente, los profesores que enseñan en el CCFI dicen que aprenden mucho sobre la realidad de la migración venezolana y las especificidades del aprendizaje de los indígenas, actualizando sus metodologías y creciendo como profesionales».
Como punto focal Esfera en Brasil y Portugal, la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI), a través de sus servidores humanitarios, también continúa el ciclo de capacitación sobre las Normas Humanitarias Esfera, con representantes humanitarios de varias organizaciones de diferentes países.
A través del Sector de Intervención Capacitación Humanitaria, la organización ha promovido este año una formación en línea para miembros de Caritas Brasil, en la que se abordaron los principales capítulos del Manual Esfera: Carta Humanitaria; Código de Conducta y Principios de Protección; Norma Humanitaria Esencial; WASH; Seguridad Alimentaria y Nutrición; Vivienda y Asentamiento; Salud y Esfera en Entornos Urbanos.
En Europa, en cooperación con Save the Children Polonia | Humanitarian Leadership Academy (HLA), Asociación Esfera, la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) continúa el ciclo de Talleres con representantes humanitarios de países de Europa del Este, implicados, directa o indirectamente, en la respuesta humanitaria dada a los ucranianos que huyen de su país como consecuencia de la guerra. El primero tuvo lugar en la ciudad de Varsovia, Polonia.
Las reuniones en Europa brindan a los trabajadores humanitarios la oportunidad de prestar atención a cuestiones fundamentales en las respuestas humanitarias, como la importancia de adherirse y supervisar el cumplimiento de los principios del Código de Conducta de la Cruz Roja Internacional y de la Carta Humanitaria, recogidos en el Manual Esfera.
Hoy, además de ser un día para reflexionar sobre la necesidad de ayuda humanitaria a los refugiados, es también un día para celebrar la fuerza, el coraje y la determinación de estas personas que, a pesar de todos los desafíos, continúan sus vidas en otros países con la esperanza de días mejores.