Además de todos los desafíos que necesitan enfrentar como refugiados en un país extranjero, aprender una lengua diferente de la suya es una etapa más que necesita superarse.
Muchos refugiados venezolanos son formados y cualificados profesionalmente. Es el caso de la abogada María de Lourdes, que buscó clases en el refugio. Ella sabe que aprender portugués en esta etapa de su vida. “Necesito el idioma, pues ahora el portugués es mi segunda lengua” afirma.
Pero el objetivo de las clases no es solo la enseñanza de la lengua portugués en sí. La misión del proyecto es también crear condiciones favorables para que los alumnos puedan visualizar nuevas posibilidades. “Junto con la clase también llevamos una perspectiva de esperanza. Un impulso de fortaleza interior”, dice Fray Thomas, monje misionero responsable de la iniciativa.
El curso podrá ayudar a los refugiados durante el proceso de interiorización (traslados al interior) dentro de la Operación Acogida, que involucra instituciones como la FFHI. El programa iniciado en abril 2018, ya benefició a casi cinco mil venezolanos que fueron encaminados a 17 estados brasileños. Los inmigrantes son derivados hacia oportunidades de trabajo en condiciones básicas para que puedan recomenzar sus vidas con dignidad.
“Salir de Venezuela fue muy difícil. Pero lo importante es que estamos aquí y vamos a levantarnos, abrir los ojos y seguir adelante con fuerza y fe”, afirma con esperanza Hendrick José, que también está aprendiendo el portugués.
Las clases tienen lugar dos veces por semana en los refugios Tancredo Neves y Nueva Canaá, que son dos de los cinco refugios administrados por la Fraternidade — Federación Humanitaria Internacional en Roraima. Por lo menos 30 personas ya fueron beneficiadas por el proyecto en los meses de junio y julio de este año.